La banda santanderina Los Estanques factura interesantes canciones con elementos psicodélicos | El grupo actuará en la próxima edición del festival Action Weekend.
El último trabajo de la formación santanderina Los Estanques comienza con un minuto de piano, una declaración de intenciones que refleja la actitud de la banda en sus conciertos. Es increíble ver como el músico Íñigo Bregel aporrea teclas de manera enérgica en el frente de un escenario.
La banda es uno de los platos fuertes del próximo festival Action Weekend, que tendrá lugar entre los días 1 y 2 de mayo en Escenario Santander. Entre las primeras confirmaciones del evento — cuya anterior edición nos pareció interesantísima— también se encuentran los estadounidenses Nox Boys —que facturan canciones guitarreras—, los madrileñós The Laser Society y sus sonidos de pop acelerado, el grupo de León Los Modernos —con interesantes canciones de pop con influencias de otras épocas—, Los Cids y su rock psicodélico y el cantautor santanderino Pablo Solo.
Los Estanques publicaron a principios del año pasado el tercer álbum de su carrera. Un disco de titulo homónimo que mantiene muchas de las claves que han definido el sonido de la formación: canciones con melodías pop llenas de cambios de ritmo e influencias psicodélicas bajo una voz característica. Un disco que supone un enorme salto de calidad en la corta carrera del grupo. Apenas habían dado una decena de conciertos cuando ya tenían grabados sus dos primeros trabajos, publicados hace dos años y recibidos bajo una gran respuesta por parte de la crítica nacional. La historia de sus componentes es diferente, ya que el grupo nace de la mano de dos músicos hiperactivos de la escena local, Íñigo Bregel y Borja Juanco, que ya se habían curtido en proyectos como Lions in The Purple Shade, Crayolaser y The Puzzles.
Clamando al error es una de las mejores canciones nacionales del año. Un tema que viene precedido por la canción Joder, otro de los temas más destacados del nuevo trabajo de la banda, donde sale a relucir su vena más rockera. La canción Amor-odio gana en intensidad y sorprende por sus progresivos cambios de ritmo, mientras que hay momentos como en la canción Deceso inmortal donde facturan sencillas melodías pop más cercanas a los estándares del género. Los cuatro temas de los que hemos hablado son diferentes, pero igualmente recomendables. Ese es uno de los grandes detalles del nuevo trabajo de la formación cántabra, se mueven entre estilos como el pop, el rock duro o el jazz sin perder su identidad.
Un álbum en el que incluso encontramos ritmos más cercanos a la pista de baile, como en los inicios del tema Desde ahora hasta el final. Un disco amplio con trece canciones que se resiente por momentos según avanza y no parece hecho para todos los paladares, pero supone una de las obras más interesantes que se han publicado este año.
La banda ya nos sorprendió a finales de año en Santander, en un ‘show’ en la sala Sümmum para el que agotaron todas las entradas.