La formación norteamericana Luna nunca fue una banda de grandes estadios. Nunca alcanzó la perfección. Se convirtieron en un fenómeno de culto en los años noventa, se separaron por cuestiones económicas y desde que volvieron a la carretera hace dos años no han dejado de pisar suelo español. Facturan suaves canciones de pop sustentadas en hermosas melodías y son uno de esos grupos extranjeros que viven un pequeño romance con el público de nuestro país.

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